lunes, 30 de mayo de 2016

Entrevista a mi abuela.
Esta entrevista fue realizada a mi abuela  (80 años)  con el objetivo de conocer y comprender mejor la época franquista, la guerra civil española, la postguerra y el inicio de la democracia en España.

-Entrevistador: ¿Conoces a alguien que tuviera que esconderse para que no lo matasen?
-Abuela: Sí, mi padre. Él no se distinguía por ninguna ideología por lo que pensaron que era de derechas. Si lo encontraban lo llevarían a la zona roja (los comunistas) y lo matarían. Tuvo que esconderse durante 7 meses en una choza y venía por la noche a mi casa a coger comida. Cuando los rojos preguntaban por él, mi madre decía que se fue un día y que no lo había vuelto a ver.

-Entrevistador: ¿Y a tu madre no le hacían nada?
-Abuela: No, porque las mujeres estaban más respetadas. Además tenía a mi hermana y a mi hermano por lo que no la mataron. Me acuerdo me contó que intentaron cortarle la cabeza y dijo: "No, por lo que yo llevo en mi vientre no me vais a matar" (que era yo) y no lo hicieron.

-Entrevistador: Esto fue antes de empezar la guerra. Cuando esta empezó, ¿como lo vivió tu familia?
-Abuela: Cuando la guerra empezó yo ya había nacido. Recuerdo que mi madre tenía que acoger a mucha gente en la casa y les daba de comer, ya que teníamos animales y tierras. Vivíamos fuera del pueblo (Montefrío) y cuando lo bombardearon, además de tener en casa a lo vecinos, tuvimos que acoger a muchas madres que venían llorando con sus hijos ya que habían perdido sus casas. Mi madre mató a todos los animales que teníamos y perdimos la mayoría del cultivo. Mis hermanos y yo teníamos que dormir con mi madre en su habitación y dejarles las otras dos habitaciones a la gente. Los colchones que teníamos los rellenamos con panocha y mucha gente se iba al pajar a dormir.

-Entrevistador: Y cuando acabó la guerra, ¿cómo se vivieron los años posteriores?
-Abuela: La posguerra fue lo peor. Hubo 8 años muy malos, sobre todo 4 o 5, en los que la gente moría de hambre. Nosotros empezábamos a tener trigo y aceitunas de nuevo pero la gente los robaba porque no tenían qué comer. Todas las mañanas, a las 5, mi padre recorría 2 kilómetros a caballo para ir al molino (que estaba en el pueblo) con trigo y le daban vales. Por cada uno le daban una barra de pan. Pero después de la guerra, como no había nada, él pedía 5 barras de pan y sólo recibía una. Antes de la guerra, la gente que vivía cerca de mi casa, trabajaba con él. Pero cuando esta empezó, debido al miedo, la gente dejó de trabajar. Mi padre quería 5 barras de pan para darles de comer. A la hora de comer ponía el pan en la mesa y comíamos los niños y dos personas que trabajan con él desde siempre. Había muchos días en los que mi padre y mi madre no podían comer. Casi todos los vecinos venían también y mi madre les daba comida siempre, lo que tuviera. Muchas veces, el cocido no se podía hacer con tocino porque no había, por lo que se hacía con manteca de cerdo. La gente cogía hierba del campo, la herbían y se la comían. Había un hombre que se ganaba la vida vendiendo comida en latas de conserva (el latero). Mi madre las llenaba de aceite y se las daba a la gente para que se la echaran a las verduras. Había mucho miedo y mucha hambre.

-Entrevistador: Esa es tu familia. ¿Qué hay de la del abuelo?
-Abuela: Mi marido y sus padres vivían en Almedenilla (Córdoba).Ellos tampoco se destacaron por ningún partido por lo que su padre también se escondió. Tu abuelo me contó que un hombre del pueblo, que tenía mucho dinero, llegó un día a su cortijo y les pidió que lo escondieran porque iban a matarlo. Se escondió en el hueco que había sobre las tablas de una alacena. Cuando los rojos lo fueron a buscar, dieron con una bara desde abajo a las tablas pero al final no lo encontraron.

Entrevistador: ¿Podrías hablarme un poco sobre Franco?
Abuela: Franco tiene muy mala fama ya que las dictaduras nunca son buenas e hizo cosas que no estaban bien. Yo sé que hubo fusilamientos y no se podía hablar libremente pero sí es verdad que había gente que podía vivir con él en el poder. Los sueldos eran bajos (mis padres cobraban en aquel tiempo 3000 pesetas cada uno) y por lo menos yo podía comer. Todo costaba muy poco y la gente se conformaba con mucho menos. Pero no todo fue malo. Franco prohibió la droga y creó la seguridad social.

-Entrevistador: ¿Y cuando vino la democracia, cómo fue aquello?
-Abuela: Fue una cosa buenísima y todo el mundo estaba tranquilo. Es lo que ahora tenemos y aunque hay mucha gente que no lo está haciendo bien (ya que hay muchos robos) por lo menos estamos tranquilos. Una guerra es lo peor que hay. Una guerra es lo peor, lo peor, lo peor que puede haber. Tenemos que estar siempre en democracia. Costó mucho conseguirla pero gracias a Dios entramos en la democracia porque yo no quiero ni guerras ni dictaduras. Yo quiero vivir en paz. Que mis hijos,  mis nietos y todos los que vengan no vean guerras. Quiero democracia, que haya una buena organización, servicios sociales en condiciones, que la gente sea libre de dar su voto, que se puedan manifestar libremente... Quiero que haya libertad.

Cabe destacar que mi abuela se emocionaba contando esta historia, recordando a sus padres y el sufrimiento de la gente a la que conocía. Para mí ha sido una experiencia inolvidable aprender gracias a un familiar que, no hace tanto, ocurrieron cosas que no parece que fuesen reales y ojalá nunca vuelvan a ocurrir.